El cardenal Cipriani ha sugerido que los derechos de la comunidad homosexual a entablar una Unión Civil y que la implementación del protocolo para le ley de aborto terapéutico sean sometidos a consulta popular o referéndum. La Sociedad Secular y Humanista, corredactora del proyecto de ley de Unión Civil, está en contra de que los derechos de una minoría vulnerable sean decididos por referéndums.
Las bases de la teoría democrática nos dicen que la democracia representativa es el gobierno del pueblo, no de la mayoría. En un sistema democrático como el peruano, las minorías son parte del pueblo y tienen derechos y garantías constitucionales, por lo que sus derechos no pueden ser decididos por la mayoría, sino por un Estado que los representa y los protege. El referéndum de Cipriani sería un claro caso de ‘tiranía de la mayoría’ que es totalmente antidemocrático.
Los derechos civiles de minorías existen precisamente para protegerlos de la tiranía de la mayoría. Es un elemento básico de una democracia, y es además, lógico. Al cardenal no sólo le faltan nociones básicas de conocimiento democrático y bastante sentido común a la hora de hablar, sino que ignora que su propuesta es inconstitucional, pues viola el artículo 32 de la constitución donde se afirma que “No pueden someterse a referéndum la supresión o disminución de los derechos fundamentales de la persona (…)”.
Un derecho fundamental es aquel que los seres humanos tenemos independientemente de la ley, pero que a veces requiere de leyes para poderlos aplicar y respetar. La unión civil otorga a la comunidad homosexual la posibilidad de gozar de parte de estos derechos fundamentales.
Finalmente, el aborto terapéutico implica que la madre o su familia tengan el derecho de decidir acabar con el embarazo si su vida se encuentra en peligro. Una decisión tan personal y con consecuencias de vida o muerte para una mujer constituyen también un derecho que jamás debe ser decidido por la masa.
Una propuesta semejante demuestra una falta de interés por que se legisle lo correcto; sólo lo que el sentir popular del momento manifieste. Viendo las encuestas, el cardenal propone un referéndum porque le es conveniente. ¿Propondría un referéndum el cardenal si la opinión popular fuera favorable a la unión civil? ¿O un referéndum sobre los beneficios que el Estado le da a la Iglesia Católica?
La opinión popular no siempre está alineada con lo correcto y la historia lo ha demostrado incontables veces. Cuando se trata de protección de minorías, o de cuestiones personales de vida o muerte, los involucrados esperan que su Estado los proteja y vele por sus derechos, no que les suelten a los leones.
Helmut W. Kessel
Presidente de la Sociedad Secular y Humanista del Perú
El día de hoy, la ministra de la Mujer y Poblaciones Vulnerables, Carmen Omonte, se refirió al desde hace muchas décadas pendiente protocolo de aborto terapéutico como un asunto “que debe ser evaluado desde todos los ángulos”, “está en mano de los expertos” y “debe analizarse con espíritu cristiano” (http://tinyurl.com/o2z58le)
La SSHP no puede más que lamentar tan desafortunadas declaraciones. El tema ha sido evaluado “desde todos los ángulos” hace mucho tiempo, y tenemos entendido que no está en manos de nadie, sino del propio ejecutivo, reglamentar un protocolo cuya ley fue dictada en las primeras décadas del siglo pasado.
Tampoco es un tema que se pueda esquivar invocando creencias religiosas. Las políticas de salud reproductiva no dependen de opiniones personales y las posturas religiosas sólo han servido, en nuestro país, para entrampar las discusiones e impedir que las mujeres de los sectores menos favorecidos puedan acceder a un aborto seguro, en situaciones de grave riesgo para su vida y la familia que ya tengan formada.
No menos importante es recalcar que las creencias religiosas deben estar completamente fuera de las decisiones de gobierno. Las declaraciones de la ministra, además de representar una flagrante falta de respeto al estado laico que debemos defender si queremos una sociedad equitativa y acorde con el siglo XXI, nos remiten a la clásica postura de “pasar por agua tibia” los temas sociales más importantes y postergados.
Defender el acceso a un procedimiento de aborto sano y seguro es defender la vida de la mujer peruana y la salud reproductiva de nuestra sociedad. Como peruana y como mujer, la ministra Omonte debería entenderlo de ese modo.
En la SSHP estamos seguros de los efectos positivos, en términos sociales y de salud, que la reglamentación de este protocolo tendría sobre la sociedad peruana. Estamos a disposición de todos los grupos de trabajo que se establezcan oficialmente para ponerlo en marcha, así como a debatir públicamente con representantes de sectores que opinen lo contrario.
El 25 de diciembre “El Comercio” publicó en su edición impresa y en edición on-line el artículo “LA CIENCIA NO BUSCA A DIOS, PERO SIGUE DANDO RESPUESTAS SOBRE SU EXISTENCIA” (http://tinyurl.com/me735ej), artículo que tiene una serie de inexactitudes que nos vemos precisados a aclarar.
La ciencia está definida como el conjunto de conocimientos obtenidos a través del método científico, el cual se basa en la observación y el razonamiento para extraer conclusiones reproducibles (por cualquier persona y en cualquier lugar) y susceptibles de ser refutadas (mediante el diseño de algún experimento que arroje resultados distintos a los predichos). Es bajo esta óptica que no caben dentro del ámbito de la ciencia temas como la existencia de Dios, la trascendencia del hombre o cualquier otro tema metafísico (que vaya más allá del mundo físico en el que vivimos). Mal hace pues El Comercio al titular el artículo como lo hace, pues no es labor de la ciencia dar respuestas sobre la existencia de Dios.
El conflicto ciencia-religión no se da en el terreno de la religión, sino en el de la ciencia. Cuando la religión, en su afán de consolidar sus dogmas, hace afirmaciones que pueden ser sujetas al exigente filtro del método científico, es obligación de la ciencia comprobarlas. Hay innumerables ejemplos a lo largo de la historia, pero para centrarse en los tiempos actuales, cuando cuestiona la teoría de la evolución[1] – que confirma que la “Creación del Hombre” es sólo un mito, pues éste no fue creado, sino que es el producto de un largo proceso evolutivo en el cual no cabe ni el alma (¿en qué punto de la cadena un ser tendría alma y el anterior no?), ni el “pecado original” (si no hubo primer hombre, no hubo desobediencia, ni pecado), ni la “redención” (si no hubo pecado original ¿para qué vino Cristo, si se supone que lo hizo para redimir del pecado a la humanidad?) -, o cuando exige que no se investigue con células madre[2] (porque “son ingobernables”, “causan tumores” y “conllevan la destrucción de vidas humanas”) o más allá del Big Bang[3] (“porque no debemos preguntarnos sobre el principio, porque es obra de Dios”). La dimensión ética o religiosa de la vida no corresponde al ámbito científico, por lo que la afirmación del Papa Emérito Benedicto XVI no pasa de ser un deseo bienintencionado, pero inútil. Mientras existan afirmaciones que competan a la ciencia, ésta las evaluará, le duela a quien le duela.
La Partícula de Dios
Peter Higgs y François Englert propusieron – no descubrieron – la existencia de una partícula elemental teórica sin la cual los fundamentos de la física actual tendrían que haberse cuestionado. Su existencia fue confirmada hace pocos meses en los laboratorios de la CERN. La partícula lleva el nombre de “Bosón de Higgs” y se le conoce popularmente como la “Partícula de Dios”, no porque tuviera que ver nada con Dios (Higgs es ateo y se opuso desde siempre a ese nombre)[4] , sino porque fue el resultado de un imaginativo editor de texto que, en lugar de mantener el nombre original de un libro escrito sobre ella, “The Goddamn Particle” o “Partícula Maldita”, prefirió quedarse con las tres primeras letras y lo publicó como “The God Particle” o “Partícula de Dios”[5]. Como anécdota, curiosa, como argumento del articulista de El Comercio para afirmar que es una teoría científica que “apunta directamente a la existencia de un ser supremo”, distorsionada y falsa.
Un Modelo Lógico
El matemático austriaco Kurt Gödel jamás propuso que “matemáticamente no podía existir nada más grande que un ser supremo”. Su famoso Teorema de la Incompletitud afirma que un sistema cerrado de axiomas es incompleto en la medida que existen enunciados que no pueden probarse ni refutarse a partir de ellos. No tiene ningún sentido físico (el universo NO es un sistema cerrado de axiomas), ni existe un “afuera” del sistema (como para que tenga lugar un “Creador”). Al afirmar el articulista de El Comercio que este teorema “apunta a la existencia de un ser supremo”, demuestra no entender el concepto y aprovecharse de ello para, tendenciosamente, usarlo como argumento a favor de la existencia de Dios.
En lo Subatómico
No toda afirmación hecha por un científico se convierte en una afirmación científica. El Dr. Michio Kaku parece haber dicho “tener evidencia de la existencia de un ser supremo”, basándose en la Teoría de Cuerdas y nueva tecnología. Aun cuando El Comercio no cita ninguna fuente seria de tal aseveración, debe mencionarse que (a) la teoría de cuerdas aún no se ha comprobado, (b) los taquiones son partículas hipotéticas, como lo fue el Bosón de Higgs, más rápidas que la luz y cuya existencia tampoco se ha comprobado, (c) ninguna tecnología puede trabajar con partículas inexistentes y (d) la comprobación de la existencia de los taquiones, tampoco significaría que existiese un ser supremo.
En la ciencia no se acepta el Argumento de la Autoridad, tan apreciado por las religiones y dictaduras, no importa quién haga una afirmación, ésta deberá ser comprobada una y mil veces, así que la supuesta aseveración del Dr. Kaku no pasa de ser una simple especulación que no da ninguna respuesta sobre la existencia de Dios.
Falla el articulista además cuando afirma que “todo lo que llamamos hoy CASUALIDAD no tendrá más sentido”. Si los taquiones existieran, al ser más rápidos que la luz, permitirían la violación del principio de CAUSALIDAD (causa-efecto), lo cual no sólo no demostraría la existencia de ser supremo alguno, sino que derrumbaría algunos de los viejos argumentos teológicos, como el de “Dios como Primera Causa” o el de “Dios como Primer Motor”.
La Sociedad Secular y Humanista del Perú, conforme a los principios que la guían, considera su deber alertar sobre el mal aprovechamiento en los medios de comunicación de términos científicos para influenciar en el público en favor del dogma, el miedo y la superstición.
Como los principales proponentes del humanismo secular en el Perú, saludamos la intención de la Municipalidad de Lima de retomar el esfuerzo para aprobar una ordenanza contra la discriminación por orientación sexual e identidad de género. Son pilares del humanismo el respeto y la igualdad de derechos para todos, sin importar de qué color tienen la piel, a qué cultura pertenecen, de qué persona se enamoran o si le rezan a algún dios.
En un país que ha sufrido de exclusión social durante toda su historia, no se debe permitir el abuso y marginación de sectores minoritarios. Esto aplica aún más a aquellos grupos humanos como los homosexuales y transexuales, quienes están estigmatizados de tal manera que en un gran número de casos son rechazados por sus comunidades, iglesias y hasta por sus familias. El reconocimiento de su dignidad y humanidad por parte de la más alta autoridad de la capital, no sólo evitará maltratos, también ayudará a elevar la autoestima de miles de jóvenes lesbianas, gays y trans, muchos de los cuales sufren por represión y rechazo social contra una situación innata que no pueden ni deben cambiar.
Hacemos un llamado los regidores opositores a esta norma para que guarden el civismo y expresen sus opiniones de una manera digna de su función, no con insultos e improperios.
Finalmente, pedimos a la municipalidad que dé prioridad a este esfuerzo en el año 2014 y que no se deje guiar por la opinión popular, sino por lo que es correcto. Que no se deje influenciar por el dogma, el miedo y la superstición, sino por la evidencia, la razón y la experiencia humana.
Habiendo participado en la redacción de este proyecto de ley, en la dirigencia de la Sociedad Secular y Humanista, expresamos nuestro apoyo a dicha iniciativa. De ser esto aprobado, se va a lograr grandes avances en la situación de discriminación en la que vive la comunidad lésbica y gay.
Representaría un paso adelante hacia la total igualdad para dicha comunidad, cuyas parejas no gozan de derechos básicos que sí gozan las parejas heterosexuales casadas como la posibilidad de establecer una sociedad de gananciales, poder tomar decisiones médicas para la pareja, dar la nacionalidad peruana a sus parejas extranjeras, recibir beneficios tributarios, etc. Es además un reconocimiento al valor de estas relaciones por parte del Estado y la sociedad, lo cual incentiva la estabilidad emocional y económica de dichas parejas y eleva la autoestima de la juventud LGBT que sufre de rechazo diario, incluso en el ámbito familiar.
Si bien este proyecto no reconoce el derecho a la adopción conjunta, ni el derecho a participar de la institución del matrimonio civil, resuelve una serie de problemas urgentes que no pueden esperar una elusiva posibilidad de que nuestro congreso apruebe una ley 100% igualitaria. Es por esto que seguiremos dando todo nuestro apoyo a este esfuerzo.
Quisiéramos dejar en claro también, que esta ley no tiene ninguna relación ni representa ninguna amenaza al sacramento del matrimonio. Aquella es una institución de orden religioso y al ser el Perú un Estado laico, dicho sacramento no está ni estará sujeto a alteraciones o influencias por cambios en la legislación civil. La libertad religiosa no se encuentra amenazada tampoco ya que las iglesias y otras religiones no están obligadas a reconocer a dichas parejas ni a alterar sus doctrinas por cambios en el código civil. La constitución además garantiza la plena libertad de expresión para los detractores de cualquier ley.
Finalmente, creemos en los lazos que unen a las personas y en los compromisos que como individuos hacemos el uno con el otro. La sociedad se hace más fuerte cuando estos lazos se fortalecen, y por ende creemos que se debe apoyar a las parejas homosexuales cuando éstas deciden comprometerse, no ponerles piedras en el camino.
La Comunidad Humanista Secular del Perú rechaza la aprobación del PL 904
La aprobación del proyecto de ley llamado “Ley que impulsa la calidad de los materiales y recursos educativos en el Perú” es un claro retroceso en la educación escolar, pues al limitar las funciones del Minedu y fomentar la intervención obligatoria de los padres de familia en el contenido de los materiales educativos, lo que busca es incorporar criterios religiosos en las políticas educativas que deberían estar basadas solo en evidencia y en criterios profesionales.
La educación sexual es indispensable y de no impartirse de manera profesional estaremos afectando de manera negativa los derechos humanos de los niños y adolescentes. El enfoque de género, que genera temor en diversos colectivos conservadores, es una herramienta que permite analizar el trato diferente que recibimos en la sociedad de acuerdo a nuestro sexo, orientación sexual, origen étnico, y otras características. Al eliminar o desvirtuar la educación sexual y el enfoque de género no hacemos otra cosa que perpetuar grandes grupos de injusticias y formas de maltrato.
Por otro lado, al tener una gran población de religiones afectas al creacionismo, en muchas comunidades los padres de familia, influidos por sus iglesias, tendrán carta libre para rechazar la enseñanza de ciertas teorías científicas que consideren contrarias a sus creencias religiosas como la Teoría de la Evolución. Este problema ya se ha visto de sobra en otros países.
Las diversas organizaciones que buscamos que las políticas públicas se diseñen con base en evidencia debemos persistir hasta que se derogue esta ley.
Sociedad Secular Humanista del Perú
Asociación Peruana de Ateos-APERAT